La pandemia por COVID-19 nos ha obligado a replantear muchas cosas. Una de ellas es la nueva forma de trabajar. Espacios de trabajo adaptados para respetar la distancia social; empresas que comparten talento; una redefinición de la experiencia del empleado… Lo que nos toca hacer es prepararnos y ser resilientes.
No hay vuelta de hoja: las organizaciones, al igual que la sociedad, deben prepararse para hacer una transición exitosa hacia la Nueva Normalidad. Son cambios que ya se venían vislumbrando, pero que la pandemia por COVID-19 aceleró de manera contundente.
La transformación digital en las empresas y la flexibilidad laboral, por ejemplo, venían avanzando a paso firme. A partir de 2020 hubo que dar zancadas más largas en un tiempo muy corto.Play Video
Hoy, la nueva realidad exige un flujo de trabajo y una fuerza laboral más ágiles y eficientes. Como una respuesta a esta necesidad global, Mercer propone diversas prioridades inmediatas para perfilar la nueva forma del trabajo:
1. Regresar al trabajo con confianza y seguridad
Las organizaciones necesitan analizar desde el punto de vista táctico y estratégico quiénes, cómo y cuándo volverán al lugar de trabajo, y planificarlo a corto y a largo plazo con base en tres acciones:
· Preparar los espacios de trabajo y a los colaboradores para que el regreso sea seguro. La planificación de los espacios se basa ahora en calificaciones de proximidad y en nuevos requerimientos de densidad.
Es necesario identificar qué empleados volverán físicamente al trabajo y prevenirlos sobre qué esperar; por ejemplo, reingreso por fases, protocolos de limpieza y protección (verificación de estado de salud, uso obligatorio de mascarillas o cubrebocas, lavado constante de manos, uso de gel desinfectante, etc.), requerimientos de distanciamiento social (dos metros), definición y escalamiento de horarios de comida, uso del elevador.
Para dar a conocer todos los detalles serán necesarias comunicaciones frecuentes y constantes a todos los públicos de interés.
· Apoyar a la gente. Para seguir operando, la organización requiere que sus colaboradores sean productivos y, antes que nada, que se mantengan saludables y motivados. Por eso es necesario explorar estrategias que permitan salvaguardar al personal y apoyar su bienestar físico y emocional: un trabajador sano siempre será un trabajador más enfocado.
También deben considerarse ajustes a la compensación y bonos de los empleados que estarán físicamente en el lugar de trabajo y, por otra parte, apoyar a aquellos que continuarán trabajando de manera remota.
En pocas palabras, será necesario diseñar desde ahora un plan que contemple la operación de una fuerza laboral combinada y, muy importante, revisar qué ajustes deberán hacerse a la estrategia de gestión de talento ante la nueva forma de trabajar.
· Fortalecer la resiliencia empresarial. ¿Qué tan preparados estamos para reiniciar las actividades? La OMS ha señalado la posibilidad de que la enfermedad por COVID-19 resurja en los próximos meses, como ya ha ocurrido en algunas geografías.
Por esa razón, tanto las empresas como sus colaboradores deben prepararse para mitigar futuros brotes y sus posibles impactos. Se hace necesaria, como nunca, la capacidad de los gobiernos y de las organizaciones de todo el mundo para minimizar los riesgos e intervenir cuando sea necesario.
2. Mejorar el trabajo flexible
En esta situación actual, se ha hecho referencia a la flexibilidad laboral como una de las medidas más eficientes para asegurar la continuidad del negocio.
Lo cierto es que, desde antes, la flexibilidad ya era el objeto del deseo de muchos empleados que veían en este esquema ventajas como ahorro de tiempo y dinero en los traslados, mayor control y bienestar y, desde luego, más tiempo para dedicar a la familia y a otras actividades.
Lo que queda es una oportunidad de mejora que, desde luego, debe contemplarse a la luz de una nueva estrategia de gestión de talento. Son retos que deberán atender las organizaciones para entender cómo ser más ágiles y eficientes. Entre ellos están: garantizar la infraestructura necesaria para trabajar a distancia y aplicar las medidas de trabajo flexible de manera justa y consistente.
Además, Mercer identifica cinco dimensiones clave que deben ser consideradas en todo intento de flexibilizar el trabajo:
- ¿Cuándo puede ser llevado a cabo el trabajo?
- ¿Qué implica el trabajo y la tarea en sí?
- ¿Dónde se hace el trabajo?
- ¿Cómo se lleva a cabo el trabajo?
- ¿Quién lleva a cabo el trabajo?
3. Potenciar la colaboración digital
Antes del brote de la pandemia, menos de un cuarto de la fuerza laboral trabajaba de manera remota con regularidad. Hoy, cerca de dos tercios de los empleados consideran importante que la cultura de su organización aliente el trabajo flexible.
¿Pero qué tan preparadas están las empresas para enfrentar este hecho? En el momento de la contingencia se echó mano de la infraestructura tecnológica existente, pero hoy sabemos que es necesario crear una experiencia de trabajo verdaderamente digital para que el trabajo remoto se haga de manera eficiente y oportuna.
Es necesario, no solo contar con la infraestructura y la seguridad informática adecuadas, sino también la formación de los colaboradores en competencias digitales y otras temáticas. En realidad, esta es la única manera de potenciar la colaboración digital dentro de las organizaciones.
4. Reimaginar la experiencia del empleado
En vista de lo vivido durante los últimos meses –aunque ya se había resaltado su importancia desde hace tiempo–, el tema EX (experiencia del empleado) se va colando en las agendas de RR.HH. en todo el mundo.
Lo cierto es que no todas las empresas tienen la suficiente madurez para llevarlo a cabo en estos momentos. De hecho, solo el 4% de los equipos de RR.HH. creen que sus organizaciones proveen una buena experiencia a sus empleados.
Reimaginar esta variable se ha vuelto un must, si es que se quiere contar con el mejor talento. Para ello, la empresa debe estar dispuesta a llevar a cabo un cambio cultural importante, activar un liderazgo resiliente para el regreso al trabajo y mejorar la propuesta de valor hacia los empleados y candidatos.
El fondo está en esta pregunta: ¿Qué es lo que las personas desean obtener de un trabajo? ¿Sabe su organización cuáles son las preferencias, necesidades y pain points de la fuerza laboral, incluyendo a quienes trabajan a distancia? ¿Se han implementado programas de experiencia del empleado?, ¿hay alguna metodología para saber si estos deben mejorarse o refinarse? ¿Cuál cree que sería su diagnóstico?
Está de sobra decir que si hay algún aliado en estos procesos son los datos y la disciplina de Design Thinking, ya que esta le ayudará a comprender las necesidades, emociones, expectativas, motivaciones, retos e impulsos que se relacionan con los comportamientos de sus empleados. ¡Empatía es el nombre de juego!
5. Optimizar los costos y la fuerza laboral
Una de las medidas que muchas organizaciones han tomado para equilibrar los excedentes y déficits de talento a corto plazo que ha dejado esta pandemia, es compartir talento.
Y es que no ha sido fácil para las empresas el congelamiento de contrataciones, la reducción de ingresos, las brechas entre la demanda y la oferta de mano de obra y la necesidad de nuevos empleos y habilidades. Entre estas últimas sobresalen las habilidades digitales, Design Thinking, emprendimiento e innovación.
Las organizaciones han tenido que desarrollar estrategias efectivas para administrar sus costos sin comprometer el compromiso y la moral de sus colaboradores. En la nueva forma de trabajar las dos palabras clave son: preparación y resiliencia.
6. Enfocarse en el bienestar de los empleados
Claramente, el bienestar de los empleados se sostiene sobre cuatro pilares: físico, emocional, financiero y social.
De lo que se trata en estos tiempos es de crear una cultura de cuidado para asegurar que los colaboradores prosperen en todos los sentidos. Pero cabe un cuestionamiento importante: ¿cómo proveer a los empleados que trabajan a distancia, y a sus familias, una experiencia de salud y bienestar que sea de primer nivel?
Es por eso que se ha ampliado la mira de los profesionales de RR.HH: hoy es necesario identificar las necesidades de todos los trabajadores y hacerles llegar, incluyendo a los remotos, las soluciones que permitan construir una cultura de salud integral.
¿Cómo situaría usted a su empresa?
Revise a profundidad las prioridades que propone Mercer para que su organización responda con éxito a la nueva forma de trabajar