Cinco tecnologías de aplanamiento de curvas que están desarrollando los jóvenes

El equipo de Open Ventilator trabajando en Barcelona

El equipo de Open Ventilator trabajando en Barcelona     Imagen: The Open Ventilator

Por: Sarah Shakour / Natalie Pierce

  • Los jóvenes de todo el mundo están desarrollando nuevas tecnologías para ayudar en la lucha contra la COVID-19.
  • Estas innovaciones incluyen ventiladores de bajo coste, suministros médicos impresos en 3D y contenedores de transporte reutilizados como salas de UCI.

La COVID-19 ha infectado a casi 5 millones de personas en todo el mundo y sigue propagándose rápidamente. Aunque los bloqueos se están reduciendo en algunos países, los efectos de este virus seguirán sintiéndose hasta que se encuentre una solución o vacuna viable. Y mientras el mundo espera esa solución, los jóvenes adoptan una actitud de «hazlo tú mismo» y utilizan tecnologías emergentes para fortalecer los esfuerzos de ayuda local, a menudo en algunos de los lugares más afectados y vulnerables del planeta.

Desde protectores faciales impresos en 3D hasta una aplicación impulsada por IA que puede clasificar a pacientes en situación de riesgo, estos son solo algunos ejemplos de las transformaciones tecnológicas que Global Shapers y Young Global Leaders (YGL) del Foro Económico Mundial han desarrollado para responder a la pandemia global:

 

1. Barcelona Hub e YGL Javier García Martínez han producido un ventilador artificial escalable para aliviar la presión sobre los hospitales en medio de una escasez grave. Su dispositivo utiliza piezas certificadas que pueden obtenerse fácilmente en instalaciones médicas y tiendas en línea, y cumple con toda la normativa médica en España. Tres hospitales ya están probando el dispositivo en sus UCI, ofreciendo a los pacientes que sufren los síntomas más graves una mayor oportunidad de supervivencia. El equipo detrás del proyecto, Open Ventilator, ha producido ocho prototipos y ha obtenido fondos para desarrollar otros 25 dispositivos.

 

2. Madrid Hub está imprimiendo en 3D mascarillas faciales, filtros respiratorios y respiradores automáticos para algunos de los hospitales más afectados del mundo. Para ampliar su trabajo, se unieron a Coronavirus Makers, una comunidad compuesta por más de 17.000 jóvenes científicos, ingenieros y diseñadores que utilizan sus habilidades para ayudar a poner fin a la escasez de equipos que salvan vidas en España.

Del mismo modo, Boston Hub está apoyando al Hub de Gaza en la impresión de equipos 3D para trabajadores médicos de primera línea en una ciudad poco equipada para responder a la pandemia, dada la debilidad de sus infraestructuras sanitarias tras décadas de conflicto. Juntos, Global Shapers han imprimido 1.000 protectores faciales, 50 gafas protectoras y 20 piezas de respiración para apoyar las respuestas locales en Gaza, al tiempo que proporcionan a las familias empobrecidas acceso a las necesidades básicas y a comidas regulares.

«En lugares donde las infraestructuras sanitarias son prácticamente inexistentes, los jóvenes pueden desempeñar un papel vital en la experimentación de nuevas tecnologías que realmente tienen la capacidad de salvar millones de vidas en esta pandemia. Y esto es muy necesario en un contexto como el nuestro», afirmaba Shahd Alfarra de Global Shapers Gaza Hub.

3. Los jóvenes también están detrás de soluciones innovadoras de cuidados intensivos. Emma Greer, del Milan Hub, está detrás de un proyecto llamado CURA (Unidades conectadas para enfermedades respiratorias), que reutiliza los contenedores de transporte como UCI. El primer contenedor se desplegó en Turín en abril y está previsto que se amplíe a hospitales de toda Italia, así como en Europa y América Latina. El proyecto está siendo fabricado por jóvenes diseñadores, ingenieros y profesionales médicos voluntarios.

Siguiendo un camino similar, YGL Cameron Sinclair y su equipo en Jupe Health han lanzado una nueva empresa para desplegar refugios médicos para uso de tres grupos diferentes: trabajadores de la salud agotados mental y físicamente, pacientes de UCI que están gravemente enfermos o pacientes cuyos síntomas no son potencialmente mortales. Los espacios móviles se producen a 1/30 del coste de las habitaciones de hospital estándar y se pueden enviar a cualquier lugar utilizando la infraestructura logística existente.

 

4. Trabajando con un equipo de médicos venezolanos, YGL Andres Simon Gonzalez-Silen ha desarrollado Telesalud COVID-19, una solución de telemedicina digital gratuita. La plataforma proporciona servicios de salud virtuales que incluyen consultas remotas y supervisión entre médicos y pacientes, con el objetivo de descongestionar los sistemas de salud que ya eran deficientes y se han visto debilitados por la crisis humanitaria actual. Desde su inicio, Telesalud COVID-19 ha apoyado a más de 80.000 venezolanos en el extranjero, realizando más de 25.000 pruebas y derivando a 1.150 pacientes de alto riesgo a hospitales locales.

5. Zebra Medical Vision, liderado por YGL Eyal Gura, ha creado un método escalable basado en inteligencia artificial para rastrear la propagación de COVID-19. Esta solución, junto con un algoritmo de aprendizaje automático, analiza las tomografías computarizadas para detectar la capacidad pulmonar de los pacientes y predecir mejor su recuperación. Cuando el equipo se necesita urgentemente, esta tecnología es compatible con la clasificación de pacientes, basada en la progresión comprobada de la enfermedad. Este mes, Gura desplegará su producto en los Hospitales Apollo, el proveedor de atención médica más grande de la India, que atiende a más de 40 millones de pacientes.

 

 

«Los jóvenes no pueden esperar a que otros tomen medidas ante la COVID-19. Esta es nuestra nueva normalidad y es la oportunidad perfecta para actuar con un propósito hoy», afirmó González-Silen.

Fuente:https://es.weforum.org/agenda/2020/05/cinco-tecnologias-de-aplanamiento-de-curvas-que-estan-desarrollando-los-jovenes/

RH, actor estelar en el retorno laboral

Por: Elizabeth López

Este es momento de posicionar al área y hacer crecer la marca empleadora de las empresas.

El 1 de junio es la fecha pactada por el gobierno federal para reanudar actividades esenciales y con el paso de las semanas, los otros sectores, siempre que se tomen las medidas de cuidados, por lo que las empresas deben crear su plan de retorno, ¿cómo comenzar?

Para Xóchitl Rosas, talent & transformation business manager en everis, lo principal es entender que el proceso de reincorporación debe ser orquestado por Recursos Humanos (RH), ya que identifican los momentos críticos en la organización e implementar medidas dependiendo las necesidades de los colaboradores.

“Así podrán activar para la compañía, acciones a partir del ámbito legal, tecnológico, de contabilidad o financiero”, indicó durante la charla Experiencia de empleado Covid-19.

Lo primero que RH debe hacer es identificar los grupos de la organización para conocer las necesidades de cada uno. Por ejemplo, están los que no dejaron de ir a trabajar, quienes viven con personas vulnerables, los de alto riesgo de contagio, quienes atraviesan crisis económicas por la pérdida de empleo de sus parejas, quienes ya están presentando problemas emocionales, los que enfermaron del virus o tienen familiares enfermos.

También, añadió, está el grupo que no tiene problemas de salud o no se encuentra en situaciones vulnerables, pero la idea de volver genera miedo, estrés e incertidumbre. Muchos de este grupo se trasladan en transporte público, que aumenta la ansiedad. “Las empresas deben estar preparadas para responder a cada grupo”.

Los tres pasos

Hay tres momentos que se deben seguir para volver. El primero es pensar qué necesitan habilitar para el día de vuelta. Se necesita dar certidumbre de volver al centro de trabajo que tenían antes, pero con medidas de precaución.

En segundo ámbito está el día de vuelta, cuando paulatinamente los colaboradores se vayan reincorporando. Muchos se sentirán extraños por el ambiente o porque no estarán todos los compañeros, además que sus modos de trabajo y entorno se modificarán.

Cosas tan sencillas como no tener acceso alimentos como antes “como los chilaquiles de los viernes”, no salir a comprar tan fácil, cambiar las juntas a remoto o no poder tener artículos como antes, pueden afectar a los colaboradores, algo que la empresa debe anticipar y definir los nuevos métodos, siempre cuidando la experiencia del empleado.

El primer día hay que recordar la importancia de seguir las medidas de seguridad, presentar la nueva forma de trabajo, tener la primera reunión de equipo respetando distancias y enlazando a los que sigan en casa, aplicar nuevas medidas de limpieza al espacio de trabajo y fomentar el hábito de usar gel antibacterial por lo menos tres veces al día.

El tercer pilar es cómo habilitar las nuevas formas de trabajo, especialmente definir qué grupos seguirán trabajando en remoto y cómo gestionar la dinámica con los que nunca se fueron o tuvieron que volver. Lo importante aquí es ser transparente y sustentar cada decisión, para que los que sí acudan a las oficinas no se sientan discriminados o tengan cuestionamientos de por qué ellos sí y otros no.

“La comunicación, sensibilización e información, son los ejes para habilitar las estrategias que requiere la compañía”.

Oficina de experiencia

Santiago Hernández, talent & transformation manager en everis, indicó que esta situación representa una oportunidad para las empresas de posicionarse como marca empleadora, que se preocupa por sus colaboradores, conoce sus necesidades y las da una adecuada experiencia.

Ante esto, es recomendable crear una oficina de experiencia del empleado, que se enfoca en mejorar la experiencia laboral, ayuda a reducir el impacto financiero, posiciona a RH como área estratégica y empuja el engagement de los empleados a la organización.

“En el futuro, los empleados recordarán cómo las empresas actuaron ahora. Este es momento de hacer que nuestros empleados quieran quedarse con nosotros”, finalizó.

Fuente:http://elempresario.mx/management-mrkt/rh-actor-estelar-retorno-laboral?fbclid=IwAR2hOJm_h4ilcIADxWY-ltSS1f_o_HiFQBGRlQwZXfKzgQb97NcqoxNddgA

Seis ideas filosóficas para reflexionar sobre la pandemia

La filosofía no va a ayudarnos a encontrar la vacuna contra la enfermedad, ni nada parecido, pero en una situación como la actual, llena de incertidumbres, es cuando se muestra más necesaria.

La filosofía no va a ayudarnos a encontrar la vacuna contra la enfermedad, ni nada parecido, pero en una situación como la actual, llena de incertidumbres, es cuando se muestra más necesaria.
Imagen: Pexels

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  • El trabajo de los filósofos consiste en incordiar y “señalar lo que debe ser destruido para no repetir errores”.

El vecino de Eduardo Infante subió a hablar con él sobre la pandemia. Estaba angustiado y quería conocer su opinión sobre todo lo que estaba ocurriendo. Infante lo invitó a pasar y estuvieron charlando un buen rato, intercambiando opiniones e intentando buscarle algo de sentido al confinamiento y a la enfermedad.

Infante no es científico, ni médico, ni psicólogo: es profesor de Filosofía en un instituto de Gijón y autor del libro Filosofía en la calle. Según cuenta a Verne, lo que pudo aportar a la conversación fue algo de “perspectiva, estuvimos hablando sobre cómo nuestra generación no se había preparado para algo así -Infante nació a finales de los 70 y su vecino es algo mayor-. La historia nos muestra que las situaciones adversas forman parte de la vida del ser humano. ¿Por qué íbamos nosotros a ser especiales y no íbamos a enfrentarnos a ninguna gran crisis?”. Es decir, la pregunta no era tanto “¿por qué nos está pasando esto?” como “¿por qué no nos iba a pasar?”.

La filosofía no va a ayudarnos a encontrar la vacuna contra la enfermedad, ni nada parecido, pero en una situación como la actual, llena de incertidumbres, es cuando se muestra más necesaria, como explica Eurídice Cabañes, filósofa especializada en tecnología. El pensamiento crítico “es imprescindible” no solo para intentar buscar algo de sentido a lo que está pasando, sino también para “reevaluar las condiciones del mundo tras la pandemia”. Y las de antes de la enfermedad: Ana Carrasco Conde, autora de En torno a la crueldad, apunta que esta crisis también ha puesto de relieve problemas estructurales. La tarea de los filósofos consiste, en gran medida, en “incordiar, ver dónde se producen estos problemas” y “señalar lo que debe ser destruido para no repetir errores”.

Hemos pedido a cinco filósofos de campos diferentes que nos den alguna idea que nos pueda servir como herramienta para poner en práctica este pensamiento crítico, por si nos sentimos tan perdidos como el vecino de Infante. Esto es lo que nos han dicho:

1. La importancia de la investigación científica

Eulalia Pérez Sedeño, profesora en el Instituto de Filosofía del CSIC y autora de Las ‘mentiras’ científicas sobre las mujeres, explica que la pandemia ha puesto de manifiesto “la necesidad de que el Estado financie la ciencia básica” para garantizar la investigación en campos en los que “los beneficios pueden no ser inmediatos”. Ni siquiera a medio plazo.

Pone el ejemplo de Margarita Salas, bióloga que creó una tecnología que revolucionó las pruebas de ADN y cuya patente ha reportado al CSIC más de seis millones de euros. No lo hizo buscando ninguna aplicación práctica: el objetivo de sus investigaciones en biología molecular era aprender más sobre cómo funciona el ADN y cómo se transmite la información que contiene. La propia Salas, fallecida en 2019, explicó que “hay que hacer investigación básica de calidad, pues de esta investigación saldrán resultados que no son previsibles a priori y que redundarán en beneficio de la sociedad”,

Pérez Sedeño añade que es importante que esta investigación se haga en entidades públicas, ya que así es más fácil que los resultados “estén al alcance de todo el mundo”. De este modo no entraría en juego la necesidad de obtener beneficios rápidamente como ocurre con las farmacéuticas privadas. Y como podría pasar con la vacuna de la Covid-19.

2. El postureo moral

Así traduce Antonio Gaitán, coautor de Una introducción a la ética experimental, el concepto “moral grandstanding”, acuñado por Justin Tosi y Brandon Warmke en un artículo de 2016. Con este término, que también se puede traducir por “exhibicionismo moral”, estos filósofos estadounidenses se refieren a los discursos exagerados e hipermoralistas, que muestran una indignación impostada o fuera de tono. El objetivo no es exponer razones, alimentar un debate o llegar a acuerdos con los demás, sino que los interlocutores (o seguidores en redes sociales) puedan ver que estamos en el bando que consideramos correcto, el “de los buenos”.

Se trata de una actitud, explica Gaitán, que “devalúa el debate moral”. Hace más difícil llegar a acuerdos y contribuye a la polarización, además de dar una falsa sensación de consenso, como cuando un político dice que algo es de sentido común sin que lo sea necesariamente. Este exhibicionismo de la indignación y de la moralina “incrementa la intolerancia hacia las ideas ajenas”, lo que además acaba provocando que se expulse a mucha gente del debate público, dejando la conversación en manos de los más agresivos o grandilocuentes.

El concepto “está muy en línea con hallazgos recientes sobre cómo el comportamiento de grupo afecta a las creencias”, explica Gaitán, mencionando el filtro burbuja y las cámaras de eco. Tosi y Warmke advierten en su libro Grandstanding, recientemente publicado, de dos cosas a tener en cuenta: primero, que no es una actitud exclusiva de derechas o de izquierdas (aunque sí hay más tendencia en las personas situadas en los extremos) y, segundo, que nos resulta muy fácil advertir el postureo en los demás, pero, en cambio, no caemos en la cuenta cuando lo hacemos nosotros.

3. La soberanía tecnológica

Eurídice Cabañes, fundadora de la asociación cultural Arsgames, recuerda que, con el confinamiento, el espacio público está siendo estos días casi por entero digital: “Hemos dejado de habitar las calles e interactuamos a través de espacios digitales”. Estos espacios son de gestión privada y no pública, con normas de participación decididas por corporaciones. “La ciudadanía digital está privatizada, incluso en el caso de las entidades públicas”, que tienen, por ejemplo, contratos de almacenamiento digital con Amazon.

Cabañes también recuerda que muchas escuelas están usando para las clases a distancia la Suite de Google, entre otras aplicaciones similares, que puede almacenar y vender datos a terceros. Esta práctica puede ser especialmente peligrosa en ámbitos como la educación y la sanidad. Todo esto no es nuevo, pero “el confinamiento ha supuesto un salto brutal. Por ejemplo, todas las clases han pasado de presenciales a digitales de un plumazo”.

La soberanía tecnológica apuesta por iniciativas de software libre (es decir, modificable para adaptarlo a usos concretos, por ejemplo) que sean menos intrusivas con nuestra privacidad y nuestros datos. Cabañes recuerda que hay propuestas que ya están en marcha, además de productos y servicios accesibles: “Por ejemplo, se puede usar Jitsi en lugar de Zoom, que es mucho más respetuoso con la información privada”. También propone incentivar iniciativas locales, introduciendo la idea de “tecnología situada, por analogía con el conocimiento situado que proponía la filósofa Donna Haraway”. Es decir, en contexto y aplicado a necesidades concretas y no globales.

Otro aspecto relacionado es el de la necesidad de fijarnos en la igualdad de acceso a estas nuevas tecnologías. Eulalia Pérez Sedeño recuerda cómo estas desigualdades se han puesto de manifiesto con las clases a distancia de escuelas y universidades. El confinamiento ha afectado de manera más grave a familias desfavorecidas sin medios ni recursos, como ordenadores para conectarse y atender a estas clases.

4. El cosmopolitismo

Para Eduardo Infante, “una de las cosas que nos ha mostrado el virus es la artificiosidad de nuestras fronteras y las incapacidades del Estado-Nación”. El filósofo recuerda que “lo que estamos viviendo es un problema global”. Los virus “no distinguen naciones ni clases sociales, y los problemas globales exigen soluciones globales”. Infante apunta que “esta crisis nos desvela, una vez más, que somos vulnerables e interdependientes”. Y añade: “El orgullo de sentirse español, catalán o estadounidense, no cura esta enfermedad y ninguna bandera detiene el virus”.

Infante compara nuestra situación con la Grecia helenística (siglos IV – I antes de Cristo). Era “una época muy parecida a la nuestra: de profunda crisis e incertidumbre” y fue cuando muchos pensadores propusieron el modelo cosmopolita. Cuando a Diógenes el Cínico le preguntaron por su nacionalidad, respondió: “Soy ciudadano del mundo”. Hierocles, filósofo estoico del siglo II, “afirmaba que en nuestras relaciones con los demás vamos construyendo círculos concéntricos en función de la proximidad. La propuesta de Hierocles consiste en “tratar a las personas de los círculos exteriores como tratamos a las de los interiores: a nuestros vecinos como familiares y a cualquier ser humano como mi compatriota”.

5. El allanamiento epistémico

Este allanamiento ocurre cuando un experto en un terreno rebasa de forma clara su campo de estudio y habla de un tema para el que carece de datos o de los conocimientos para evaluar esos datos. El término fue acuñado por el filósofo estadounidense Nathan Ballantyne en un artículo de 2016.

El allanamiento no tiene por qué ser negativo. De hecho, a veces es necesario: muchas de las preguntas que tratan de responder ciencias y humanidades son “híbridas”. Por ejemplo, escribe Ballantyne, para saber qué causó la extinción del cretácico-paleógeno hace falta contar con el trabajo de “paleontólogos, geólogos, climatólogos y oceanógrafos, entre otros”.

El problema viene cuando se cae en la tentación de opinar sobre algo que desconocemos. Por ejemplo, ¿estoy seguro de que esto que voy a tuitear sobre la Covid-19 está bien fundamentado o, por el contrario, estoy contribuyendo al ruido y a la desinformación?

Para evitar este allanamiento hay tres respuestas posibles. Dos de ellas son obvias: formarnos en esas disciplinas o reducir el foco de nuestra investigación. Ballantyne recuerda al respecto con ironía que “tanto el trabajo duro como la modestia son incómodos”. La tercera vía, que es la que le parece más interesante a Antonio Gaitán -quien nos ha propuesto la idea-, pasa por la colaboración entre profesionales de diferentes ámbitos.

Gaitán cree que es conveniente aplicar este concepto también a los filósofos: “En muchas ocasiones, traspasamos la barrera de nuestra disciplina. No es algo malo en sí mismo, pero sí es problemático y una señal de arrogancia”. El profesor de la Universidad Carlos III opina que hace falta “mucha reflexión a nivel metodológico y conceptual: qué hacemos, qué nos interesa y qué podemos decir sin allanar dominios ajenos, teniendo en cuenta nuestra tradición y la posibilidad de dar con hallazgos robustos”.

6. Meditar sobre la muerte (y sobre la vida)

Desde la propia filosofía se ha intentado ver la muerte con indiferencia (como proponía Epicteto), como una ganancia (Sócrates) o como un mal, una pérdida (Sartre). Pero Ana Carrasco Conde propone cuestionar que sea una frontera, un límite o un final de trayecto: “No somos mortales al final de nuestra vida, sino durante toda ella”.

Vida y muerte “no son conceptos antagónicos, sino que son en gran medida complementarios”, explica la filósofa. La autora propone tener en cuenta no solo la duración de la vida sino, sobre todo, su intensidad, para “llenarla de sentido y de algo que nos realice a nosotros mismos”, que no suele ser ni el trabajo ni los productos que acumulamos. Y resume: “Lo contrario a vivir no es morir, sino malvivir”. Y aprender a morir, un tema filosófico clásico, es en realidad “aprender a vivir”.

Coincide Eduardo Infante, que sobre este tema recuerda que “vivimos de espaldas a la muerte como si fuera algo que le ocurre a los demás, pero no a nosotros. Esta manera de pensar provoca que llevemos vidas inauténticas, en las que las cosas dejan de ser un medio y se vuelven un fin en sí mismas”.

Todo esto también está relacionado con la pérdida, es decir, no solo hemos de reflexionar acerca de nuestra muerte, sino también sobre la de nuestros seres queridos. Carrasco Conde explica que esta ausencia es dolorosa, pero al recordar a las personas que nos dejan, al hacer que protagonicen nuestros relatos, “el otro forma parte de tu vida, de tu vivir”. La filósofa también señala que las dificultades para despedirse de los seres queridos estos días pueden hacer especialmente difícil esta transición.

Fuente:https://es.weforum.org/agenda/2020/05/seis-ideas-filosoficas-para-reflexionar-sobre-la-pandemia/

¿Cómo se plantean en diferentes países del mundo el regreso a la escuela?

Un profesor, con una máscara facial protectora, enseña a los estudiantes del colegio Rosa Parks durante su reapertura en Nantes cuando una pequeña parte de los escolares franceses regresan a sus escuelas con nuevas reglas y distanciamiento social durante el brote de la enfermedad coronavirus (COVID-19) en Francia, el 20 de mayo de 2020.

Un profesor, con una máscara facial protectora, enseña a los estudiantes del colegio Rosa Parks durante su reapertura en Nantes cuando una pequeña parte de los escolares franceses regresan a sus escuelas con nuevas reglas y distanciamiento social durante el brote de la enfermedad coronavirus (COVID-19) en Francia, el 20 de mayo de 2020. Imagen: REUTERS/Stephane Mahe – RC2ASG9T2RQY

 

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  • Con todo en el aire, los países intentan cerrar este curso e intuir el próximo

Incertidumbre. Los grandes países europeos y Estados Unidos se debaten en cómo rematar el actual curso, si hacerlo por vía telemática o abriéndolas unas semanas. En Rusia los alumnos ya recibieron las notas y están de vacaciones. En Italia habrá aprobado general. En un segundo horizonte los distintos gobiernos ya piensan en el siguiente curso: cuándo empezará y, sobre todo, en qué circunstancias.

Alemania: el examen de selectividad se ha realizado con cierta normalidad

En Alemania, la desescalada escolar está en manos de los 16 länder (estados federados), titulares de las competencias educativas, si bien la labor de coordinación ejercida por la canciller Angela Merkel condujo a un pacto para un reinicio común el 4 de mayo. Aunque algunos länder incluso retomaron algunas clases antes, la mayoría arrancó ese día con alumnos de determinados cursos y en grupos reducidos. Los exámenes del Abitur (selectividad) se han realizado con relativa normalidad. El regreso escalonado aún no ha concluido; de hecho, hoy vuelven a las aulas en Schleswig-Holstein los alumnos de 1.º a 3.º de Primaria y los de 8.º, 9.º y 10.º de Secundaria. Pero todo indica que de aquí a fin de curso –que termina entre finales de junio y finales de julio, según el calendario de cada land– se alcanzará la voluntad de las autoridades de que cada menor vaya un día a la semana a la escuela.

Son, con todo, clases presenciales anómalas: un solo día a la semana, unas tres horas, solo asignaturas troncales (alemán, matemáticas e inglés), en grupos reducidos, y con estrictas reglas de higiene y distancia interpersonal (1,5 metros). De esta forma, los alumnos no pueden moverse de su pupitre ni salir del aula salvo para ir al baño. No hay deporte ni canto ni, claro, tareas en grupo.

Aunque en Alemania la mascarilla es obligatoria en el transporte público y dentro de las tiendas, no lo es para los escolares en clase. Algunos länder sí obligan a que la lleven en los pasillos y en el baño, y la mayoría de profesores se la ponen y la recomiendan.

Durante las siete semanas de cierre total por el coronavirus, imperó la enseñanza por vía digital, con resultados desiguales, pues Alemania tiene aún graves carencias en digitalización. También hubo quejas de las familias por la sobrecarga de deberes, mientras madres y padres estaban también teletrabajando.

A estas alturas, parece claro que en el próximo curso no habrá normalidad escolar. Todo apunta a que seguirán los grupos reducidos y solo las asignaturas clave, el resto se hará vía internet. Pero el curso comenzará, dependiendo del calendario de cada land, entre primeros de agosto y primeros de septiembre.

Francia: volver a clase, un medida para preservar la cohesión social

Francia decidió reabrir sus escuelas de manera gradual y voluntaria a partir del 11 de mayo, con un estricto protocolo higiénico y de distancia social. Los departamentos catalogados como verdes , los menos afectados por la pandemia, han podido ir más rápido que los rojos , la región parisina incluida. Los padres han tenido libertad para mantener a sus hijos en casa si lo preferían. Las clases de primaria y de la escuela intermedia han sido las primeras en reanudar la actividad. Los últimos serán los institutos. La capacidad de las aulas se ha limitado a 15 alumnos (10 para los más pequeños), lo que ha obligado a la rotación y a proseguir, en paralelo, las clases por internet. La casuística ha sido muy variada según el municipio. Los alcaldes han retrasado la reapertura de centros en virtud de las circunstancias. El retorno a la escuela ha provocado mucho debate, sin unanimidad, entre las ampas y los sindicatos de los docentes. El Gobierno ha creído necesario dar el paso para reinstaurar una cierta normalidad. Una de las prioridades era que volvieran a la escuela los alumnos de estratos sociales más humildes, pues para ellos era más complicado seguir el curso por vía telemática durante el confinamiento. No tenían ni la vivienda adecuada ni los mejores medios para hacerlo. Según el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, siempre es importante ir a la escuela, pero más en un periodo de crisis.

Italia: los estudiantes pasarán de curso automáticamente

Las escuelas y universidades no abrirán hasta septiembre. Así lo decidió el Gobierno, a finales de abril después de que todos los escenarios previstos por el comité de técnicos y científicos que lo asesoraba dibujaran “riesgos muy elevados de contagio” en el caso de una eventual reapertura. Todas las aulas están cerradas desde el 4 de marzo, y los estudiantes tienen que seguir clases desde sus domicilios, ayudados por internet. El Ejecutivo ya tenía previsto que, de no volver a abrir las aulas todos los estudiantes pasarán de curso automáticamente con el fin de terminar con éxito el año escolar . La recuperación del programa perdido se hará desde septiembre. Para ayudar a los padres a volver a sus trabajos presenciales el Gobierno ha dispuesto permisos extraordinarios y ayudas.

Reino Unido: reabrir las aulas el 1 de junio, un plan cogido con alfileres

Un 43% de los padres de niños de primaria, y un 54% de los de secundaria, tienen miedo al regreso a las aulas y consideran que es prematuro, según las encuestas, y la reticencia es aún mayor entre los profesores, los sindicatos que los representan, y las autoridades municipales. Pero aun así el primer ministro Boris Johnson sigue adelante con sus planes de una reanudación parcial de las clases el próximo dia 1 de junio.

El plan del Gobierno está cogido con alfileres. Solo parte de los alumnos de primaria reanudarán las clases in situ, y ello si sus padres quieren enviarlos al colegio, los profesores aceptan correr el riesgo de ir en transporte público a las escuelas y estar en contacto con decenas o centenares de niños, y los municipios dan el visto bueno. Más de mil quinientos centros educativos han advertido que no piensan atenerse por el momento a las instrucciones oficiales, y que van a seguir cerrados. Downing Street no les impondrá sanciones.

El Gobierno está ansioso de que los niños vayan a clase para que sus padres puedan volver a ir trabajar y la economía repunte, y usa el argumento del enorme daño educativo que sufren los alumnos más vulnerables. Las familias acomodadas, que se pueden permitir pagar tutores, son más reticentes a mandar a sus hijos al colegio. Las de clase trabajadora se muestran más favorables a la idea. En Escocia no habrá clases hasta el nuevo curso escolar que comienza a mediados de agosto.

Estados Unidos: en los territorios con menos pandemia, clases en agosto

La educación es una cosa de estados. Los gobernadores son los que tienen la llave en Estados Unidos para el regreso de universidades y escuelas a la actividad.

Todo depende de la relajación de las medidas de distancia social, que más o menos han iniciado los 50 estados que componen el país. En los territorios donde la pandemia ha tenido menos impacto, la vuelta de los colegiales se producirá a partir de agosto. Pero el sistema escolar estadounidense más grande, el de la ciudad de Nueva York, con más de 1.100.000 niños y adolescentes, todavía no ha concretado si realmente las puertas se abrirán a partir de septiembre.

La Gran Manzana ilustra a la perfección quién tiene las competencias. El alcalde Bill de Blasio se resistió en marzo a cerrar. Pero el jefe superior, el gobernador Andrew Cuomo, tomó la decisión. Los estudiantes no pisan las aulas desde el 16 de marzo. A las semanas, De Blasio anunció que el curso presencial se daba por acabado. Al momento salió Cuomo y, en un ataque de celos, dijo que esa decisión la debía tomar él y que aún no había decidido. A los quince día, Cuomo informó que no habría más clases físicas este curso.

La vuelta a la nueva normalidad ha llevado a anuncios concretos. En Indiana, la Universidad
de Notre Dame, institución privada dependiente de la iglesia, ha comunicado que reabrirá el campus el próximo 10 de agosto, dos semanas antes de lo previsto.

La idea generalizada es que las aulas universitarias volverán en otoño, pero no queda claro en que condiciones.

Rusia: curso acabado, notas puestas y regreso en septiembre

Con la excusa del buen tiempo y las dachas, el curso escolar de primaria y secundaria suele terminar a finales de mayo. El coronavirus ha adelantado un poco más el final, y el pasado 15 de mayo ya estaban puestas las notas. Ahora el Gobierno confía en recuperar el ritmo normal el próximo curso. Se prevé comenzar, como es habitual, el 1 de septiembre y de forma presencial, abandonando el sistema online del último trimestre, que quedará recomendado para casos especiales. La decisión final queda en manos de los gobiernos regionales en función de la situación epidemiológica local, aunque la agencia de la salud pública estatal, Rospotrebnadzor, cree que habrá escuelas que retrasen el regreso.

Uno de los motivos de ese posible retraso es que, por exigencias de la pandemia, las nuevas medidas no estén listas en todos los centros. Además de las normas sanitarias y de desinfección, Rospotrebnadzor quiere llevar a la enseñanza el distanciamiento social. Uno de los momentos más esperados por los alumnos, el recreo, ya no será lo que era. La agencia recomienda elaborar horarios individuales para cada grupo de alumnos, de forma que no coincidan en los pasillos ni en el patio con los de otras clases, y que tampoco tengan contacto ni a la entrada ni a la salida del centro. Además, cada clase tendrá que reducir el número de alumnos y recibir sus lecciones siempre en una misma aula, algo habitual en primaria, pero no así en secundaria. La pandemia ha retrasado también la selectividad, de finales de mayo hasta finales de junio.

Fuente:https://es.weforum.org/agenda/2020/05/como-se-plantean-en-diferentes-paises-del-mundo-el-regreso-a-la-escuela/?fbclid=IwAR1mxLwYfKzgG4EkALZOoIka4NqM97z6-g_D7t2mot1hfn_JH_MiZAZ3wWg

La ciencia de la desigualdad

Por: Raymundo M. Campos Vázquez

 

Estamos en un debate muy importante y deseable: ¿La desigualdad nos debe de importar? ¿Se debe hacer algo? La respuesta a ambas preguntas es un sí rotundo. Desde diferentes ciencias, como economía, sociología, psicología, biología, antropología, ciencia política, entre otras, se tiene un consenso claro: la alta desigualdad es nociva para la sociedad.

Ante el debate actual que tenemos es importante resumir lo que nos dicen diferentes resultados científicos. En este ensayo argumento las consecuencias negativas de la desigualdad en la sociedad. Evitaré aburrir al lector con demasiadas referencias, pero dejo hipervínculos para aquellos interesados y para respaldar las afirmaciones hechas aquí.

Ilustración: Víctor Solís

 

La desigualdad tiene consecuencias económicas

La realidad es que tener desigualdad alta afecta los resultados económicos. Hace tiempo los economistas creían que los beneficios del crecimiento económico llegarían a toda la población, por tanto no era necesario enfocarse en desigualdad, sólo crecimiento. Bajo este pensamiento, las políticas que benefician a los más ricos son buenas para la economía en su conjunto porque generan más crecimiento, que a su vez disminuye pobreza. Este “trickle down economics” ha sido desechado en los últimos años.

En particular, la evidencia muestra que no puedes tener crecimiento económico sostenido con desigualdad alta. En el libro de Jonathan Ostry, Prakash Loungani y Andrew Berg titulado “Confronting Inequality” se explica este hallazgo. Lo que hacen los autores es relacionar crecimiento económico con desigualdad para una muestra grande de países después de 1950. Ellos encuentran que países con alta desigualdad mantuvieron por menor tiempo crecimiento sostenido que países con baja desigualdad. De hecho, en su análisis resulta claro que la desigualdad es más importante que cambios en inversión extranjera directa, políticas comerciales, o institucionales para promover el crecimiento sostenido.

También se tiene que una mayor desigualdad hace que el crecimiento económico sea menos efectivo para reducir pobreza. Una sociedad muy estratificada implica que se tienen diferencias en educación, salud, mercados de crédito, entre otros. Por tanto, un episodio de crecimiento implica que los pobres puedan beneficiarse menos de él.

La alta desigualdad disminuye oportunidades de movilidad social. Esto a su vez reduce el potencial de crecimiento económico. Si el dinero con el que se nace importa más que el talento, esto implica que todos en la sociedad somos perjudicados. Lleva a que no veamos suficiente competencia económica e innovación científica, tecnológica y artística: ¿cuántos científicos y artistas no hemos formado por falta de oportunidades? ¿Cuántos negocios no se han creado? ¿Cuánto valor se ha perdido?

Se podría decir que si bien el tema es importante, cuando el gobierno toma una política redistributiva se afecta todavía más el crecimiento económico, de tal forma que en términos netos se pierde. Esto no es correcto. Investigaciones recientes descritas en el libro “Confronting Inequality” muestran que no hay pérdida. Una mayor redistribución de hecho tiene efectos positivos en el crecimiento. Por tanto, el nivel de desigualdad en un país no es algo que se da naturalmente, se trata de una decisión activa de política.

La desigualdad tiene consecuencias sociales

Nuestra propia evolución nos ha entrenado para preocuparnos por la desigualdad. Incluso, en estudios con animales se ha observado que tienen aversión a la desigualdad (explicados en los libros de Robert Sapolsky y de Keith Payne). Estudios antropológicos y económicos de diferentes culturas muestran que las personas tienen aversión a la desigualdad, aunque esto depende de la integración con el mercado de esa sociedad. Al analizar cómo reacciona el cerebro con imágenes de resonancia magnética (fMRI) se encuentra evidencia neurobiológica de que los humanos tenemos preferencias sociales con aversión a la desigualdad. En sociedades cazadoras y recolectoras, el acumular poder o activos diferentes a los de la tribu podía significar la muerte inmediata.

¿Qué implicaciones tienen esos resultados? Si tenemos aversión a la desigualdad entonces estamos muy pendientes de comparaciones sociales. Lo cual ocasiona ansiedad y estrés. Parafraseando a Daniel Kahneman, el Premio Nobel de Economía por relacionar la psicología con la economía, nuestro sistema 1 (el sistema automático de cómo reacciona nuestro cerebro) está programado para rápidamente asignarnos un lugar en la escalera social.

En un estudio fascinante en 31 países hecho por los investigadores Richard Layte y Christopher Whelan se muestra que en contextos con alta desigualdad se afecta la ansiedad y el estrés para toda la población, independientemente de si uno es pobre o rico. Para medir ansiedad usan la respuesta a la pregunta de qué tan de acuerdo se está con la afirmación “Algunas personas me ignoran por mi trabajo o ingreso”. Se tienen dos resultados clave: 1) Los pobres tienen más ansiedad que los ricos en todos los países. 2) Personas en países con alta desigualdad tienen más ansiedad que personas en países con baja desigualdad, incluyendo a los más ricos de cada país. A los ricos también les afecta su bienestar porque también es estresante estarse preocupando por la seguridad propia y de sus familias. Un estudio reciente con marcadores biológicos para medir ansiedad en lugar de preguntas de percepción encuentra resultados similares. En pocas palabras, la alta desigualdad es mala para todos en una sociedad.

Por un lado, una mayor ansiedad y estrés afectan nuestra salud. Esto ocasiona inflamación crónica de marcadores biológicos que dejan marca de por vida. También ocasiona que nuestro ADN envejezca más rápido. Estos aspectos llevan a que nuestro cuerpo no funcione óptimamente y que enfermedades y ataques al corazón sean más probables. Esto afecta a toda la población con desigualdad alta, aunque relativamente más a los más pobres.

Por otro lado, una mayor ansiedad y estrés también afectan las decisiones que tomamos. Se ha encontrado una relación con toma de decisiones riesgosas y con problemas de autocontrol. Esto lleva a ocasionar serios problemas en sociedades con alta desigualdad: embarazo adolescente, consumo de drogas, narcisismo, suicidios, baja autoestima, disminución de aspiraciones, entre otros. Estos problemas no son sólo causados por el estado físico de pobreza, sino también por la ansiedad de sentirse pobre o estar comparándose frecuentemente.

Un contexto de alta desigualdad nos lleva a pensar en un “nosotros contra ellos”. Es decir, evita la cohesión social: nos lleva a desconfiar de los demás y confiar a su vez en personas más “similares” a nosotros. Esta similitud puede ser en términos de ingreso, pero también en términos de género, edad y tono de piel. Esto tiene implicaciones graves para una sociedad: no hay acuerdo en la provisión de bienes públicos ni en el tipo de políticas a seguir para reducir desigualdad, si acaso se llega a considerar.

Después de lo revisado, espero que sea claro que sociedades con alta desigualdad tienen retos importantes para promover la movilidad social. Las familias pobres en promedio se enfrentan a más ansiedad y estrés lo cual afecta las habilidades que los hijos pueden adquirir. Si adicionalmente el sistema social y político no contrarresta ese factor con más y mejor infraestructura para educación, salud, seguridad, esparcimiento, pues tenemos un círculo vicioso de perpetuación de la desigualdad y estancamiento social.

La desigualdad tiene consecuencias políticas

Si no hay cierta igualdad económica en la sociedad, la democracia es inestable, facilita conflictos sociales y afecta su funcionamiento. Se quisiera pensar que las preferencias de los políticos representan una muestra aleatoria de las preferencias de la población en general. Pero la realidad es que no necesariamente es así por múltiples razones: por el número de partidos y la ideología de cada uno, porque en promedio se requiere cierto capital humano y de ingreso para participar como candidato para una elección, porque puede haber grupos de poder influyendo en decisiones de políticos, o bien porque grupos de poder económico participan directamente en el proceso político, entre otros.

Las sociedades con alta desigualdad presentan un mayor riesgo que el poder político se coluda con el poder económico. Y a su vez el poder económico tiene más incentivos para influir en resultados políticos: en términos de campañas electorales, de iniciativas de ley, e incluso en términos del discurso empleado en los medios de comunicación. Como se discute en un libro de Martin Gilens, cuando las preferencias por políticas entre ricos y pobres son diferentes, generalmente se llegan a implementar las de los ricos.

Este problema lo tenían muy claro las democracias antiguas, donde no había una clase media consolidada. En el caso de la república romana, se crea el Tribunado de la Plebe como contrapeso a las decisiones de los patricios en el Senado. En el caso de Grecia, la democracia no dependía de elecciones (donde se asumía que los ricos podían ganar mayor representación) sino en un sistema de lotería. Este sistema se siguió usando en diferentes partes de Europa medieval. El sistema de elección con sufragio relativamente universal como lo conocemos ahora es bastante reciente e inicia en el siglo XVIII. Este sistema favorece más a los que tienen más poder económico y conexiones políticas, y a su vez permite la perpetuación en el poder. Como se menciona en el libroCrisis of the Middle-Class Constitution: “la lotería está libre del sesgo aristocrático”.

La desigualdad también tiene otro problema en democracia, la polarización política. Esto nos lleva a no buscar consensos. En psicología social se le conoce como “realismo ingenuo”: “si yo veo el mundo como es y tú estás en desacuerdo, entonces: tú puedes ser un incompetente, o irracional, o simplemente maligno. En cualquiera de los casos no puedo razonar contigo” (cita del libro de K. Payne). En este contexto se mezcla la falta de cohesión social, y la falta de acuerdos para la provisión de bienes públicos discutida arriba. En resumen, nos perjudicamos todos por la falta de consensos políticos en ambientes con alta desigualdad.

¿Qué tanto queremos cambiar la desigualdad en México?

Si la desigualdad es mala, entonces ¿cuál es la desigualdad óptima que deberían tener las sociedades? Sabemos que no es un nivel de igualdad perfecta, pero la ciencia no tiene un número exacto. Sin embargo, sí podemos saber lo que la gente desea que fuera la desigualdad en su propio país. Para el caso de México, para un proyecto financiado por la Unión Europea y la Agencia Francesa para el Desarrollo, Aurora Ramírez, Alice Krozer, Rodolfo de la Torre, Roberto Vélez y un servidor (participación conjunta de investigadores de El Colegio de México y el Centro de Estudios Espinosa Yglesias) calculamos por medio de una encuesta nacional lo que la gente cree que existe de desigualdad y cuál es el nivel de desigualdad deseada. Preguntar desigualdad es complicado, así que seguimos estrategias de la bibliografía especializada y mostramos seis figuras de barras del porcentaje de ingreso nacional que se llevan cinco grupos en la sociedad divididos por ingreso. Con estos datos podemos calcular el coeficiente de Gini para medir desigualdad (este coeficiente, mientras más se acerque a 1, indica más desigualdad).

Los resultados son muy interesantes. La sociedad sí cree que tenemos una desigualdad alta, con un valor de 0.56. Este valor de desigualdad es uno de los más altos en el mundo. Más del 50 % de la sociedad cree que el 20 % más rico se lleva más de 80 % del ingreso nacional. En contraste, casi el 3 % cree que los ingresos están exactamente igual distribuidos.

Por otro lado, cuando se les pregunta a esas mismas personas cuál sería el nivel de desigualdad deseado se obtiene un nivel mucho menor: casi la mitad, con un valor de 0.31. Este nivel de desigualdad es el que tienen países como Alemania o Francia. Sólo el 25 % de las personas desea tener igualdad perfecta en ingreso. La mayoría de la población mexicana desea algo de desigualdad, pero definitivamente mucho menos que la desigualdad que tenemos actualmente.

 

Desigualdad percibida y deseada en México

¿Cómo podemos cambiar la desigualdad?

En el estudio previamente citado también analizamos cómo las personas creen que podemos obtener ese nivel de desigualdad en términos de impuestos. Creemos que pagamos 39 % en impuestos de nuestros ingresos, y desearíamos pagar solo 22 % de nuestros ingresos. En realidad estamos sobreestimando lo que pagamos de impuestos, puesto que lo que deseamos es aproximadamente el nivel de lo que se paga, de acuerdo con datos de SHCP. Sin embargo, en promedio las personas desean que los ricos paguen 41 % de sus ingresos en impuestos. Nuestros cálculos indican que esta tasa no es suficiente para llegar al nivel de igualdad deseada, tanto por el nivel de la tasa como por la insuficiencia de personas consideradas ricas. Existe alta incertidumbre para la población sobre quién es rico: preguntamos también eso a las personas y nos dijeron que en promedio cualquiera con un ingreso superior a 38 000 pesos es rico y que había 35 % de la población con ese ingreso. Lamentablemente, los registros no permiten calcular a ciencia cierta qué porcentaje de la población tiene ese ingreso, pero calculamos que no más del 3 %, aproximadamente.

Dada esta incertidumbre, en el reporte publicado por CEEY-COLMEX indicamos que un paso fundamental para poder cambiar la desigualdad en nuestro país es tener transparencia distributiva. Es decir, cuáles son los verdaderos ingresos de la población para poder estimar con mayor precisión los costos y beneficios de cualquier reforma fiscal.

Reflexiones finales

El expresidente de Estados Unidos Barack Obama definió hace tiempo al problema de la desigualdad como “el reto más importante de nuestros tiempos”. Era cierto cuando lo dijo y sigue siéndolo. Nuestro país requiere un nuevo pacto social que ponga en el centro los temas de desigualdad y movilidad social. La nueva ciencia de desigualdad tiene descubrimientos que debemos atender. La desigualdad tiene externalidades negativas para toda la población: tiene consecuencias económicas, sociales y políticas que nos afectan a todos, incluyendo a los más aventajados en la sociedad.

Fuente:https://www.nexos.com.mx/?p=48161&fbclid=IwAR2_xlW-iS634mdoyBoIuSEAIZQxJT1aLoJmwExo3Dlamz5Ox5gu5f7cqYk

El sur contrasta en indicadores laborales

Por: Rodrigo A. Rosales Contreras

El sur contrasta en indicadores laborales

Al cierre del primer trimestre del 2020, Chiapas fue la entidad que presentó la disminución anual más pronunciada del país en informalidad laboral, mientras Veracruz registró el mayor crecimiento en subocupación.

De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el periodo enero-marzo del presente año, antes de iniciar la emergencia sanitaria por el Covid-19, 23 estados lograron reducir su tasa de informalidad laboral 1 (TIL1), en comparación anual, explicando por qué México llegó a mínimos históricos (56.08% de la población ocupada).

De este grupo de territorios, destacó el chiapaneco, al pasar de 78.20% de los ocupados en informalidad en los primeros tres meses del 2019 a 73.11% en igual lapso de este año, es decir, una reducción de 5.1 puntos porcentuales.

Los estados que le siguieron a Chiapas en mayores bajas de la TIL 1 fueron Nayarit (de 65.00 a 61.88%, -3.1 puntos), Ciudad de México (de 50.11 a 47.17%, -2.9 puntos), Oaxaca (de 81.58 a 78.98%, -2.6 puntos) y Michoacán (de 70.10 a 67.87%, -2.2 puntos).

Al otro extremo, los aumentos anuales de la informalidad más elevados se dieron en estados de la frontera norte: Baja California, Coahuila, Tamaulipas y Sonora, incrementos entre 0.7 y 2.1 puntos porcentuales, aunque ninguna de estas entidades el umbral de 47 por ciento. Las mayores tasas de informalidad laboral se observaron en Oaxaca (78.98% de sus ocupados) y Guerrero (77.63%), mientras los menores, en Coahuila (34.65%), Chihuahua (36.23%) y Nuevo León (36.51 por ciento).

En cuanto a la tasa de subocupación, que es la población ocupada que tiene la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual le permite, 27 estados exhibieron incrementos anuales al cierre del primer trimestre, que explica el indicador de 8.47% nacional, el mayor desde el 2015. El podio de las variaciones más altas se compuso por Veracruz (de 5.30 a 10.76% de los ocupados en subocupación en el periodo de análisis, +5.5 puntos porcentuales), Oaxaca (de 10.70 a 15.83%, +5.1 puntos) y Campeche (de 5.47 a 10.42%, +4.9 puntos).

 

Fuente:https://www.eleconomista.com.mx/estados/El-sur-contrasta-en-indicadores-laborales-20200520-0007.html

¿Podría el bloqueo del coronavirus ayudar a cerrar la brecha digital de América Latina?

América Latina está invirtiendo en formas de reducir su brecha digital en medio de COVID-19.

América Latina está invirtiendo en formas de reducir su brecha digital en medio de COVID-19. Imagen: Unsplash/Sergio Souza
  • En América Latina, alrededor de dos tercios de las personas tienen acceso a Internet.
  • Los expertos esperan que la pandemia de COVID-19 impulse a los gobiernos a abordar la brecha digital en los barrios pobres de las ciudades.
Mientras Colombia entra en su octava semana de bloqueo por coronavirus, el vendedor ambulante Luis Duarte se preocupa de que su hija adolescente no termine el año escolar ahora que sus clases se han trasladado a Internet.

“No tenemos una computadora en casa”, dijo Duarte, quien vende máscaras faciales caseras en las afueras de un supermercado en la capital, Bogotá, para ganarse la vida.

“La única conexión a Internet que tenemos es en mi smartphone, y eso es sólo cuando tengo datos en él. Mi hija está perdiendo meses de escuela”, dijo a la Fundación Thomson Reuters.

Es un problema compartido en toda América Latina y el Caribe, donde los cierres para detener el brote de coronavirus han dejado a más de 154 millones de niños – cerca del 95% de los inscritos – sin educación, muchos de los cuales no tienen forma de ir a la red para aprender, según UNICEF.

“Habrá para todos los niños pérdidas significativas de aprendizaje, pero para aquellos que son vulnerables – para aquellos que ya están en riesgo – puede que nunca vuelvan a la escuela”, dijo Margarete Sachs-Israel, asesora regional de educación de la agencia de la ONU para la infancia.

La “brecha digital” -la brecha entre quienes tienen acceso a las computadoras e Internet y quienes tienen acceso limitado o nulo- está bien documentada entre las zonas rurales y urbanas.

Pero las medidas de cuarentena en toda América Latina también han puesto de manifiesto una marcada brecha digital dentro de las grandes ciudades de la región, entre las personas de los barrios ricos y las que viven en barrios marginales.

El 71,8% de los hogares de América tiene acceso a Internet en su casa.
El 71,8% de los hogares de América tiene acceso a Internet en su casa.
Imagen: International Telecommunication Union

 

“Hay una parte de la población que no tiene acceso a Internet, en primer lugar, porque viven en asentamientos informales donde no hay una infraestructura (digital) adecuada”, dijo el arquitecto y consultor urbanístico Ignacio Alcalde, que tiene su sede en Madrid.

“Y, en segundo lugar, porque se trata de una población vulnerable que depende de la economía informal, que no permite que la gente pague por el acceso”, añadió Alcalde, experto asociado principal de ONU-Hábitat, la agencia para la vivienda y el desarrollo urbano.

Los expertos urbanos esperan que los cierres estimulen la acción de las autoridades para que consideren una conexión a Internet asequible como un derecho y un servicio básico, como los sistemas de agua y alcantarillado, que se espera que proporcionen las ciudades.

“La conectividad digital… es parte de nuestras vidas. No puede ser que en las zonas de la ciudad no haya una conexión digital adecuada”, dijo.

La brecha de desarrollo

En El Salvador, las fotos de un estudiante universitario subiéndose a un árbol para conseguir una conexión a Internet para poder seguir las clases en línea se hicieron virales en los medios sociales en abril, lo que hizo que el Presidente Nayib Bukele se dirigiera a Twitter para ofrecerle Internet gratis.

La novedosa pandemia de coronavirus también ha exacerbado la desigualdad digital entre los habitantes de las ciudades, que va más allá de la educación.

El hecho de no tener acceso a Internet dificulta el acceso de las familias pobres a la ayuda financiera que muchos gobiernos ofrecen para ayudar a las personas a sobrevivir a la cuarentena, ya que para solicitarla a menudo es necesario registrarse en línea, según los expertos urbanos.

Los cierres han demostrado lo vital que es para todos estar conectados, ya sea para comprar alimentos, consultar con los médicos, asistir a la escuela o mantenerse en contacto con los demás, dijo Shamika Sirimanne, jefa de tecnología del organismo de comercio y desarrollo de las Naciones Unidas (UNCTAD).

“Pensamos que llevaría tiempo convertir una brecha digital en una brecha de desarrollo. Pero COVID-19 nos ha demostrado lo rápido que esto se está convirtiendo en una realidad”, dijo en una entrevista telefónica desde Ginebra.

En América Latina, alrededor de dos tercios de las personas tienen acceso a Internet, según Sirimanne.

Pero esa cifra oculta un enorme desequilibrio entre los países y dentro de ellos, que va desde Nicaragua, donde el 25% de las personas tienen acceso a Internet, hasta el 80% en Chile, señaló.

La mayoría de los gobiernos de América Latina ya cuentan con planes de desarrollo para ampliar la infraestructura digital y lograr que más personas se conecten.

En los últimos decenios, la lucha contra la brecha digital se ha centrado en gran medida en llevar la Internet a las zonas rurales y las tabletas Wi-Fi a las escuelas, junto con la Internet gratuita en los espacios públicos.

Los expertos urbanos esperan ahora que la pandemia impulse a los gobiernos a abordar la brecha digital en los barrios pobres de las ciudades.

Dicen que un desafío clave que enfrentan los funcionarios de la ciudad para lograr que más personas se conecten a Internet es reducir el costo del acceso a la Internet para los pobres, especialmente en el Caribe.

“En muchos países se ve que cuanto más pobre eres, más cara es la Internet en proporción a tus ingresos mensuales”, dijo Sirimanne.

Un derecho básico?

La mitad del mundo sigue sin estar conectada y sólo dos de cada diez personas en los países menos adelantados están en línea, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones, la agencia de Internet y telecomunicaciones de las Naciones Unidas.

El Banco Mundial ha dicho que la actual pandemia ha demostrado que la conectividad es un “bien público“.

El brote también ha impulsado a las autoridades locales de algunos países a poner a más personas en línea.

A principios de este mes, el alcalde de Bogotá dio a conocer un nuevo plan de desarrollo de la ciudad que incluye la conexión a Internet de 100.000 hogares con niños para el año 2024.

En la ciudad brasileña de Recife, el alcalde se ha comprometido a comprar 2.500 teléfonos inteligentes para los niños para que puedan seguir estudiando durante la cuarentena.

Y Sachs-Israel en UNICEF dijo que en Perú, el gobierno está gastando 165 millones de dólares en 850.000 tabletas Wi-Fi para permitir que los niños continúen aprendiendo durante la cuarentena.

Muchos países de la región, entre ellos Brasil, Colombia y Argentina, han ampliado las plataformas de aprendizaje en línea y las bibliotecas digitales para los niños afectados por el cierre de escuelas.

Las empresas de telecomunicaciones también están desempeñando un papel en el aumento de la velocidad y la capacidad de Internet sin cobrar a los clientes.

En Perú, por ejemplo, el regulador de las telecomunicaciones tiene previsto promulgar un decreto que prohíba la suspensión de los servicios por falta de pago, según el Banco Mundial.

Sin embargo, en muchos países, el acceso a Internet sigue siendo considerado como una “infraestructura de lujo”, dijo Sirimanne.

“Para nosotros (la UNCTAD), la conectividad es igualmente una prioridad y ahora vemos por qué. Esperamos que los gobiernos despierten a esta realidad después de COVID-19”.

‘Una oportunidad para repensar’

Dado que el impacto de la pandemia hace que muchas ciudades se replanteen su infraestructura para promover más estilos de vida locales que podrían ayudar a limitar la propagación de cualquier brote futuro, esto brinda la oportunidad de hacer que la Internet sea accesible para todos, dijo Alcalde.

En las grandes ciudades de América Latina, plagadas de atascos y altos niveles de contaminación, es probable que la planificación urbana que promueve “una ciudad de vecindarios descentralizados” gane terreno a medida que continúe el distanciamiento social, señaló el arquitecto.

Esto podría incluir la construcción de bibliotecas comunitarias con computadoras y acceso a Internet en los barrios pobres, permitiendo a los residentes obtener fácilmente en línea de forma gratuita.

La segunda ciudad de Colombia, Medellín, ya ha adoptado este enfoque y en los últimos decenios ha gastado cientos de millones de dólares para llevar servicios de salud y educación a los barrios de tugurios, incluidas bibliotecas con acceso gratuito a la Internet.

“Imaginemos que las grandes ciudades se forman como una serie de núcleos, barrios que tienen todo… El coronavirus es una oportunidad para repensar”, dijo Alcalde.

Fuente:https://es.weforum.org/agenda/2020/05/podria-el-bloqueo-del-coronavirus-ayudar-a-cerrar-la-brecha-digital-de-america-latina/

La esperanza de vida global ha aumentado en los últimos 65 años – esta animación lo muestra en sólo 13 segundos

La medicina moderna ha transformado nuestra esperanza de vida en el último siglo.

La medicina moderna ha transformado nuestra esperanza de vida en el último siglo.
Imagen: Unsplash/Philippe Leone

Por:

  • Desde la pandemia de gripe de 1918, los avances de la medicina moderna y las ciencias de la salud han aumentado la esperanza de vida en todo el mundo.
  • Desde el aprendizaje sobre saneamiento, hasta la creación de poderosas medicinas farmacéuticas, vea los avances de la salud de la sociedad en un gráfico visual.

 

Las pandemias han sido una espina clavada en el costado de la humanidad durante miles de años.

Pero a pesar de que COVID-19 es la última iteración de estas enfermedades infecciosas mortales que ha golpeado, lo estamos experimentando en un contexto de salud pública muy diferente al de las pandemias pasadas a lo largo de la historia.

Una nueva era de la medicina

Desde el inicio de la pandemia de gripe de 1918, los humanos han visto un monumental e innegable salto adelante en las ciencias de la salud.

Los avances en todo, desde la sanidad hasta la farmacología, se han extendido por todo el mundo, lo que ha dado lugar a un panorama sanitario casi irreconocible en comparación con el de los brotes de enfermedades del pasado.

Si bien no es posible demostrar todos los avances en los conocimientos médicos que salvan vidas en un solo cuadro, el aumento de la esperanza de vida al nacer puede ser un indicador útil. En sólo 65 años, la medicina moderna ha impulsado a países de todo el mundo a ver un rápido aumento de esta medida crucial:

La animación anterior, que nos llega del usuario de Reddit u/karthikvcp, proporciona un útil recordatorio de lo mucho que ha cambiado la salud pública en las últimas décadas.

Y aunque los países parecen avanzar siguiendo una línea lineal, aquí hay otra mirada a este aumento de la esperanza de vida mundial en una línea temporal mucho más larga – desde los albores de la civilización humana:

Cato Insitute, Our World in Data
Se cree que la esperanza de vida era de 20 a 30 años antes de 1820, con una edad media de 25 años.

 

Sí, durante la mayor parte de la historia de la humanidad, se ha estimado que la esperanza de vida global al nacer ha rebotado entre 20 y 30 años.

Comenzando aproximadamente en el año 1820, la esperanza de vida global comenzó su ascenso exponencial, viendo sus ganancias más impresionantes después de 1950 cuando los avances médicos y sanitarios modernos comenzaron a llegar a las naciones en desarrollo.

La esperanza de vida: Versión interactiva

Mientras que la animación de 13 segundos es un rápido resumen de la revolución que ha ocurrido en la salud pública, aquí hay una versión interactiva de Nuestro Mundo en Datos que traza exactamente los mismos datos:

Todavía a la merced de la naturaleza

Aunque nuestra comprensión de la epidemiología y el tratamiento de las enfermedades es mejor que durante las pandemias anteriores, otros aspectos de la sociedad moderna se han agravado para hacer de COVID-19 un complejo desafío para los funcionarios de salud pública.

La densidad de población, la frecuencia de los viajes y la tendencia moderna a reunirse en grandes grupos son todos factores que han contribuido a una propagación inicial del virus que fue más rápida y más extendida que cualquier cosa que la humanidad haya visto jamás.

Y así, incluso con nuestro creciente nivel de sofisticación médica, parece que seguimos a merced de la Madre Naturaleza, sólo que en un conjunto de circunstancias muy diferentes a las de las pandemias pasadas.

Estos 5 gráficos muestran nuestro comportamiento cambiante en torno al coronavirus

Un estudiante que regresa a la escuela en Niza, Francia, usando una máscara facial protectora.

Un estudiante que regresa a la escuela en Niza, Francia, usando una máscara facial protectora. Imagen: REUTERS/Eric Gaillard

Por: Sean Fleming

  • Una nueva encuesta del YouGov examina cómo ha cambiado nuestro comportamiento a medida que la pandemia se desarrolla.
  • Entre marzo y mayo, hubo cambios significativos en la forma en que la gente llevaba su vida.
  • Los británicos se han preocupado menos por lavarse las manos con el paso del tiempo.
  • En muchos países asiáticos, la gente prefiere usar máscaras faciales.

¿Ha cambiado la pandemia de coronavirus el comportamiento de las personas? Por supuesto que sí. Pero ahora una encuesta de YouGov ha intentado cuantificar el alcance y la naturaleza de ese cambio.

Mantener la distancia

¿Está haciendo un esfuerzo para evitar los lugares públicos?
¿Está haciendo un esfuerzo para evitar los lugares públicos?
Imagen: YouGov

 

A finales de febrero, el coronavirus ya había influido en el deseo de la gente de mantenerse alejada de las multitudes, especialmente en China e Italia.

Pero en países como el Reino Unido, los Estados Unidos, Indonesia, Tailandia y España, las curvas pronunciadas muestran que la gente evita cada vez más las multitudes desde febrero hasta mediados de marzo.

Lávate las manos

¿Intentas evitar el contacto físico?
¿Intentas evitar el contacto físico?
Imagen: YouGov

 

La importancia de la higiene personal fue uno de los primeros y más claros consejos de salud pública que se dieron cuando el coronavirus se afianzó. Carteles, infografías y vídeos circulaban explicando cómo lavarse las manos.

El Reino Unido muestra una curva interesante. Hubo una profunda aceptación del lavado de manos, que pasó del 35% a principios de marzo al 77% a principios de abril. Pero a mediados de mayo, el interés británico en las manos limpias estaba definitivamente cayendo, hasta el 63%. Cabe señalar que en los dos gráficos anteriores, la curva de Suecia muestra múltiples subidas y bajadas, reflejando, tal vez, el enfoque divergente de ese país para hacer frente a la pandemia.

Mantener el espacio personal

¿Intentas evitar el contacto físico?
¿Intentas evitar el contacto físico?
Imagen: YouGov

Cúbrete la cara

¿Usas una máscarilla?
¿Usas una máscarilla?
Imagen: YouGov

Trabajar a distancia

¿Estás evitando ir a trabajar?
¿Estás evitando ir a trabajar?
Imagen: YouGov

Marzo fue el mes en que los patrones de trabajo cambiaron en todo el mundo, como se puede ver en este gráfico. Por supuesto, algunos trabajos no pueden hacerse a distancia. Trabajadores de primera línea y clave – desde mensajeros a médicos, conductores de reparto a doctores – han estado manteniendo a la gente segura y manteniendo las economías en movimiento.

Fuente:https://es.weforum.org/agenda/2020/05/estos-5-graficos-muestran-nuestro-comportamiento-cambiante-en-torno-al-coronavirus/?fbclid=IwAR1q8s0vawmuNSapLQoYzN0MYMo36dycMYCW_vlGRN9h-Dw7Jmy8zb1o5Uk

El 41% de los mexicanos trabaja más horas durante la contingencia

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Los mexicanos pasan más tiempo conectados atendiendo asuntos laborales. (iStock)

De las 1,039 personas encuestadas por The Wellness and Productivity Project, 32% asegura que labora menos y 27% el mismo tiempo que antes del aislamiento social.

Un 41% de los mexicanos que trabaja desde casa debido a la contingencia provocada por la pandemia del coronavirus (COVID-19), declaró laborar más horas y permanecer más tiempo conectados para atender asuntos profesionales, según la encuesta ‘COVID-19 y Home Office’, elaborada por The Wellness and Productivity Project.

De las 1,039 personas sondeadas, 32% mencionó que trabaja menos horas y dedica más tiempo a su casa, mientras que 27% labora el mismo tiempo que antes de la contingencia.

De cara a la reapertura de actividades que el gobierno federal planea implementar gradualmente a partir del 18 de mayo, un 25% de los encuestados indició que continuaría trabajando desde su casa, si así lo solicitan sus empleadores. El 59% dice que estaría dispuesto hacerlo solo una o dos veces por semana después de esta fecha.

En tanto, un 16% aseguró que “definitivamente no” seguiría trabajando desde casa.

“Los hallazgos han sido muy valiosos para documentar una realidad presente: una forzosa migración a una forma de trabajo remota sin considerar las repercusiones en el bienestar de las personas”, explicó en un comunicado Isaac Gómez-Mercado, responsable del estudio.

En cuanto a la vida cotidiana, un 68% de los encuestados aseguró que además de trabajar a distancia realizan quehaceres del hogar, 43% mencionó que come más sano y mejor desde que está en confinamiento, y solo 3% refirió comer muy mal y optar por la comida chatarra.

Un 38% reconoció que no realiza ninguna actividad física durante el encierro, contra un 55% que aseguró cumplir con rutinas de ejercicio caseras, cardio, yoga o estiramientos.

 

En tanto, un 79% de los encuestados ha optado por vestir ropa cómoda para trabajar desde casa, frente a un 15% que sigue vistiéndose como si fuera a la oficina y un 6% que opta por quedarse en pijama todo el día.

La Ciudad de México y zonas circundantes del vecino Estado de México, las más pobladas y con mayor concentración de negocios y empresas del país, conforman la región más afectada por el coronavirus.

Hasta el martes, la capital concentraba 10,529 de los 38,324 casos confirmados y 769 de los 3,926 fallecimientos de todo el país, según datos oficiales.

Con información de AFP

Fuente:https://expansion.mx/carrera/2020/05/13/los-mexicanos-trabajan-mas-horas-durante-la-contingencia?fbclid=IwAR15Fv7jGUvmA5OLcJIZe2YaoJhNFOvAJAtmjSWt5CVOhnnSC0jBeofMlF0